lunes, 21 de noviembre de 2011

ENSEÑAR O ASISTIR ¿OPUESTO? Elvira Rodríguez de Pastorino

La función social de la Educación Inicial ha sido tradicionalmente caracterizada considerando el contrato fundacional, en tanto primer acuerdo (explícito e implícito), entre la sociedad civil y el Estado, acerca del sentido de la creación de una institución. En el caso de la Educación Inicial, las instituciones de Jardín Maternal y Jardín de Infantes. Contrato que va transformándose a través de la construcción de distintas asignaciones de sentido, que se estructuran a través del tiempo en un interjuego complejo de múltiples variables.
En un primer momento, el contrato comprendía la existencia de dos dimensiones: la dimensión pedagógica y la dimensión asistencial.
La dimensión pedagógica, en términos amplios, se refería a la oferta educativa sistemática e intencional que se lleva a cabo para los niños en las instituciones educativas. Según distintos momentos y enfoques, el eje de la misma fue caracterizando a la socialización, el juego, el establecimiento de vínculos afectivos, los hábitos, las formas de expresión plástica, musical, literaria, el aprestamiento, la alfabetización cultural, el aporte de las disciplinas curriculares...
La dimensión asistencial, se centraba en la realización de cuidados dados durante actividades de crianza vinculadas con la satisfacción de necesidades básicas para los niños, tales como la higiene, la alimentación y el sueño.
Si bien consideramos tanto al Jardín Maternal como al Jardín de Infantes, como "ciclos" constitutivos de la Educación Inicial, ambos reconocen sustentos fundacionales comunes y otros que los diferencian. Entre los sustentos comunes, tenemos:
Surgieron a fines del siglo XIX, con un carácter filantrópico.
Existió una demanda social que favoreció su pronta proliferación en Europa en los periodos de industrialización y postindustrialización. Demanda que se produjo a consecuencia de la inserción de la mujer al campo laboral. Las hilanderías, el trabajo en serie, la tarea de la "mano femenina" en la manufactura, provocó la necesidad social de la presencia de instituciones que atendieran a la infancia.
Existe coincidencia de criterios en la mayoría de la bibliografía específica, que el surgimiento del Jardín de Infantes ha sido anterior al de las denominadas "Guarderías".
Precursores como F. Fröebel, M. Montessori, O. Decroly, las hermanas Hagáis. En nuestro país la Escuela Serena (creada por Sarmiento, en Santa Fe), donde Wood e Isabel y Anna Dudley (formadas en EEUU. por Elizabeth Peabody), introducen el método froebeliano, luego Sara Chamberlain de Eccleston (creadora del primera Escuela de kindergarderinas, también con el auspicio de Sarmiento), Rosario Vera Peñaloza; posteriormente en el siglo XX, Clotilde Guillén de Rezzano, Marina Margarita Ravioli, (por mencionar algunas "pioneras contemporáneas"), tenían como supuestos (desde distintas perspectivas), la condición de educabilidad de los niños, de la infancia. Hacía a una "buena enseñanza" el hecho de implementar "métodos" que favorecieran esta condición de educabilidad. Es decir que el Jardín de Infantes a poco de originarse ha contado con sustentos teóricos, cuya procedencia resulta contemporánea al momento de la fundación.
El "modelo Guardería" surge a partir de la incorporación cada vez más temprana de la mujer-mamá al mundo laboral, en especial en centros urbanos o cordones periféricos fabriles.
No reconoce un origen de carácter educativo, debido a que no se elaboraron, marcos teóricos que facilitasen su fundamentación, organización y la realización de tareas pensadas para los bebés y niños. Es decir, se puede considerar al modelo de Guardería en sus orígenes, plenamente instalado en una dimensión asistencial.
La Guardería se crea, instalada en una preocupación de tipo asistencial, su finalidad primera se resolvía en el cuidar, atender, o asistir a bebés y niños, en general pertenecientes a sectores de extrema pobreza. Al modelo Guardería, en función de preservar el bien para las infancias y las familias, se lo ha puesto en cuestión a través de distintas formalizaciones teóricas provenientes de pensadoras, las que progresivamente colaboran a la estructuración de la especificidad de las enseñanzas para bebés y niños. Es así que se va construyendo el modelo Jardín Maternal, apelando a múltiples miradas disciplinares, enfoques y perspectivas.

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